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Tras probar la prealfa de Skate 4, la sensación general es que el juego aún está muy lejos de lo que se espera de una nueva entrega de la saga. Las mecánicas de skate, lejos de evolucionar, han perdido profundidad respecto a Skate 3. Faltan trucos clásicos como los finger flips, dark slides o variantes avanzadas, y movimientos básicos como los manuals se sienten demasiado fáciles y poco desafiantes. El sistema de físicas también se ha simplificado: las caídas no generan impacto visual ni humorístico, y el ragdoll carece del carácter que tenía antes. Además, no hay interacción manual con objetos y la edición del entorno es más lenta y limitada que en entregas anteriores.

En cuanto a la experiencia online y social, el juego ofrece muy poco. No existen colisiones entre jugadores, no hay chat de voz por proximidad ni formas reales de socializar. No se pueden crear clanes ni equipos, ni hay un sistema para compartir clips o contenidos con la comunidad. El mundo de juego, aunque visualmente correcto, es plano y estático: no hay ciclo día/noche, ni clima dinámico, ni eventos estacionales. La personalización también ha retrocedido: hay pocas opciones para modificar personajes, ropa y tablas, y se ha perdido la libertad que daba Skate 3 en este aspecto. En general, Skate 4 parece centrarse en una estética más casual y accesible, pero al hacerlo ha dejado de lado lo que hacía única a la saga: la creatividad, el desafío y la comunidad.